El glaucoma es un grupo de enfermedades visuales que hacen que se produzca la degeneración del nervio óptico. Uno de los principales factores que afectan directamente al nervio óptico es la presión intraocular. Es fundamental conocer el estado de la presión intraocular para detectar un aumento de la misma lo antes posible y poder actuar para solucionarlo. En ese sentido, las revisiones visuales son fundamentales para detectar el glaucoma.
Presión Intraocular y Pérdida de Visión
Los ojos cuentan con dos sustancias líquidas que tienen una función muy importante para el buen funcionamiento del ojo. Son el humor acuoso y el humor vítreo.
El humor acuoso es el responsable de la forma del ojo y transporta nutrientes (entre los que se encuentra la vitamina C) a la córnea y el cristalino, promueve la refracción de la luz y mantiene la presión ocular.
Este líquido está en constante circulación, manteniendo siempre el equilibrio justo. Si el drenaje del líquido se lleva a cabo de manera irregular, ese equilibrio se rompe pudiendo provocar una acumulación del humor acuoso en el ojo. El aumento de la presión hace que se compriman los vasos sanguíneos y las fibras nerviosas.
Si no se detecta a tiempo el glaucoma, la presión puede afectar al funcionamiento del nervio óptico provocando pérdida de visión y campo visual.
Prevención y Tratamiento contra el Glaucoma
Las revisiones visuales son fundamentales para detectar un aumento de la presión intraocular. Todas las personas mayores de 40 años deberían hacerse una revisión visual con carácter anual. Según los expertos, el 90% de los casos de glaucoma podría prevenirse si se detectara a tiempo.
La presión del ojo no produce dolor pero sí se puede notar una pérdida de la visión periférica, una mayor sensibilidad a la luz, problemas en la visión nocturna y visión borrosa. Ante cualquiera de estos síntomas es imprescindible acudir al especialista.
Para saber si existe glaucoma, es necesario llevar a cabo algunas pruebas como la tonometría (que mide la presión del ojo), la campimetría (que determina el estado de la visión lateral o periférica), la gonioscopia (que comprueba el ángulo de drenaje del ojo), la oftalmoscopia y retinografía (que determina el estado del nervio óptico) o la paquimetría (que mide el grosor de la córnea).
En función del estadio en el que se diagnostica el glaucoma, éste se puede tratar de diferentes formas. Lo habitual es comenzar con tratamiento farmacológico (gotas), que trata de disminuir la producción de humor acuoso y mejorar el drenaje del mismo.
Si no funciona o el estadio del glaucoma es más avanzado, hay que optar por un tratamiento láser o uno quirúrgico. El objetivo es lograr que se lleve a cabo correctamente el drenaje del humor acuoso. El tratamiento láser se lleva a cabo con una cirugía poco invasiva y el quirúrgico es más agresivo ya que consiste en la implantación de dispositivos de drenaje.
El 12 de marzo se celebra el Día mundial del Glaucoma para sensibilizar a la población sobre la importancia de las revisiones visuales para prevenir los problemas de visión que se pueden derivar del glaucoma.
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